¿A veces te sorprendes a ti mismo estirando el brazo cuando lees un libro o la carta de un restaurante? ¿O pones caras extrañas al tratar de ver la pantalla de tu móvil? ¿Alguna vez has tenido que mover tu brazo a distintas distancias de tu cara para conseguir leer un texto y al final has desistido y te has puesto tus gafas progresivas? Entonces nos encontramos frente a un caso clásico del "síndrome del brazo largo".
El "síndrome del brazo largo" es, de hecho, uno de los "síntomas" de la presbicia, un defecto ocular muy común.